Historiador o hippie marihuano, esa es la cuestión

La Historia en México está menospreciada, terriblemente. No se diga la carrera, aquellos que nos dedicamos a estudiarla…»los que nomás se dedican a fumar mota» como acostumbraba vituperar mi tía Ernestina (antes de que le dijera que yo estudiaba «eso», claro está, después atenuó un poco su criterio: «esos nomás se la pasan ahí», todavía no sé a qué lugar se refiere).

«Víctimas» de la ignorancia

Muchos dirán que mi tía Ernestina tiene una mente limitada y que carece de cultura (con C mayúscula), pero su opinión sólo refleja la ignorancia que la sociedad mexicana, en su gran conjunto, tiene sobre la Historia. Y me atrevería a decir su ignorancia sobre el pasado, eso es harina de otro costal.

El estudiante mexicano promedio que decide dedicarse al estudio del pretérito tiene que enfrentarse a una cantidad de juicios, malinterpretaciones y situaciones «embarazosas», producto de esa misma ignorancia. Aquí les traigo las situaciones más comunes:

«Mamá, Papá, ya sé que quiero estudiar, voy a estudiar Historia…»

Sí, acabas de matar las pocas esperanzas que tus papás tenían en ti. Felicidades, acabas de darle mate al futuro ingeniero que tienes dentro. Desde su perspectiva (y de la tía Ernestina) tú lo que quieres es dedicarte «a pasarla por ahí», una expresión que contiene un paquete de actividades poco lucrativas con alto contenido recreativo: fumar mota, hacer y vender pulseritas («artesanias»), vagabundear, volver a fumar mota, crear dietas «ecológicas», quizás objetos kitch…y leer. Oficialmente eres un hippie.

Conversaciones etílicas en fiestas familiares (en fiestas de cualquier tipo, en realidad)

Una vez titulado (o a la eterna mitad de la carrera), ya con una noción más o menos exacta sobre lo que significa pensar históricamente, esporádicamente comienzan a aparecer personas que se consideran a sí mismos eruditos de la Historia. Y adivina qué, van intentar darte una cátedra sobre tooodo lo que han leído en la MUYINTERESANTE o visto en el HISTORY CHANNEL…acompañada de una inmensa cantidad de preguntas contrafactuales:

  • «¿Acaso sabes el nombre completo de Benito Juárez? No lo sabes? Dices que no importa? Oh pus no que estudias historia?»

  • «¿No te parece una extraña coincidencia que se hayan erigido pirámides similares tanto en América como en Egipto, sin que hayan tenido ningún tipo de contacto entre civilizaciones?»

  • «¿Me puedes decir la fecha exacta en la que se independizó bolivia………..

La cereza en el pastel: Buscar trabajo…

La idea que el mexicano se ha construido sobre la Historia radica en los números y en los nombres…Al grado de que piensan que como historiador también puedes ser numerólogo o enciclopedista. Cierto, leemos mucho, pero no mamen!

Buscar trabajo «como historiador» en el AvisoOportuno es una batalla pérdida, es ficción (Carlos Fuentes lo denotó en su novela Aura). Por este medio, el único trabajo que un historiador mexicano promedio medianamente puede conseguirse es el de maestro (una tarea nada deleznable, titánica por el contrario).

Todos quisiéramos aportar algo a una sociedad que piensa que la Historia no sirve para nada, o que está hecha de fechas (entiéndase números) y nombres de «gente importante». El problema es que el sistema educativo está más preocupado por fomentar la idolatría hacia «los grandes personajes de nuestra Historia» y no deja mucho espacio para la reflexión, ni se diga para la innovación del pensamiento. Por si fuera poco, los patrones (muchas veces ingenieros civiles con una idea muy vaga de la importancia de la educación en México) te piden que impartas cursos titánicos de memorización. Los niños necesitan aprender, no comprender, mucho menos acordarse de lo que aprendieron.

Tiempo de complacencias 

La verdad es que sólo vivimos una vez. Hoy puedo jactarme de que no me quede como el vecino, que quería estudiar Ciencias Políticas, pero no lo hizo por miedo al qué dirán, y ahora hace lo que sus papás le dijeron que hiciera. Las decisiones significan también autoconocimiento, cada elección que tomamos nos hace responsables de nuestro destino, como dijera el Dhammapada (la mal llamada «biblia budista»):

«Somos lo que pensamos, con nuestros pensamientos construimos el mundo»   

En fin, no podemos seguir ignorando el poder que el pasado imprime en nuestro presente día con día…o ¿a poco eres de los que piensan que todas las cosas tienen su origen en tu nacimiento? PIENSA, Y REPERCUTE!

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