¿En qué creía Pepe Capa?

Pepe Capa perdió la fe, y háganle como quieran…yo también ya dejé de creer, pero yo desde hace un ratote, hasta eso Pepe Capa se tardó, pero su fe, y no la mía, era la única que importaba. Cuando «el Capa» se levantó de su acostumbrada y gastada silla, afuera de la recaudería «Los tres Manolitos» que por la noche se transformaba en el bar de aquellos días, todos callaron, la banda que estaba tocando las canciones más feas de aquel tiempo perdió el ritmo, dicen que los pájaros de El Aguacate también se asustaron. Luego vinieron los días más tristes, el viento soplaba bajo y levantaba amenazadoras polvaredas; las balaceras eran lo de menos porque ya se habían vuelto lo de siempre; las nubes negras nos evitaban, dejó de caer la lluvia, así que lentamente nos fuimos secando.  La pura verdad, como dije al principio, ya nadie tenía fe, excepto Pepe Capa.

Cuando un hombre acapara la fe de un mundo desesperanzado termina cediendo a ese enorme peso…y cuando renuncia, entonces sí, agárrense todos!

La Patria está en todas partes.

La Patria de González Camarena

El Reino de Todos los Días

patria reloaded

No es esta una frase de mera retórica para despedir el mes de los apaleados festejos civico-históricos. En esta ocasión, es literal, y no me refiero a cualquier patria, sino a la mujer poderosa que representó el artista jalisciense Jorge González Camarena en la célebre alegoría de la patria que sirvió de portada durante diez años a los libros de texto gratuitos.

La historia de ese óleo, «La patria», es espléndida y algún día habrá que dedicarle un trabajo más amplio; porque es, quizá, una de las imágenes más reproducidas, re-creadas, re-imaginadas y hasta peleadas en la accidentada historia de la segunda mitad del siglo XX mexicano.

Por todas partes resurge una y otra vez el eco de la obra de González Camarena, a despecho de las leyes de derecho de autor, el respeto a los derechos patrimonial delos artistas y a las inquietudes de los herederos de esos derechos…

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Todo lo que puedas pensar, piénsalo a bordo de un camión…próximamente

Lo confieso, adoro el nuevo slogan de los Autobuses ADO:

Todos tenemos cosas que pensar, piénsalo en un ADO

Es cierto, «todos tenemos cosas que pensar», pero en dónde, esa es la cuestión. Aquellos que vivimos en la ciudad somos constantemente violentados por una cantidad innumerable de sonidos e imágenes a lo largo del día, el silencio ha sido erradicado, aunque no del todo. En la Ciudad de México estamos cada vez más lejos de aquellos días en los cuales se construían espacios de esparcimiento y recreación; los pocos parques que existen en la ciudad se transforman paulatinamente en espacios equívocos para la lógica neoliberal. Me explico.

La mayor parte de los parques en la Ciudad de México fueron creados durante la segunda mitad del siglo XIX y la primera del XX, es decir, su construcción se detuvo hace casi 60 años; éstos fueron creados como espacios de paseo, convivencia, relajación y, más recientemente, de recreación. Existen numerosos ejemplos: La Alameda Central (siglo XIX), el «Parque de los Venados» (1950), el «Parque Hundido» (1950), el Espacio Escultórico (1950).

Espacio Escultórico en Ciudad Universitaria…muchos universitarios no saben de su existencia

Las concepciones sobre lo que es un parque mudan con el tiempo, no obstante algo se mantiene: la necesidad de esparcimiento y relajación. En una ciudad como la que habitamos hoy día estos espacios son NECESARIOS, y están siendo sustituidos por plazas y/o centros comerciales que si bien son espacios que implican cierta convivencia, no dan oportunidad para la serenidad, su único fin es el consumo. En las plazas comerciales el esparcimiento es posible, pero la relajación es apenas discernible, basta una prueba:

  1. Las bancas o sillas poco a poco son erradicadas de estos espacios. Intente esperar a una persona por más de veinte minutos en uno de estos lugares, donde las oportunidades de sentarse son cooptadas por el personal de seguridad, obedeciendo a las normas de la decencia.
  2. Intente leer un libro en medio de una de estas plazas.

En la actualidad se piensa que los parques sólo sirven para ir a correr, pasear al perro, noviar (entiéndase fajar), pero también deberíamos concebirlos como espacios de descanso, basta adentrarse un poco en ellos para acallar, aunque sea mínimamente, el estruendo del arroyo vehícular. No estoy hablando de ir a escuchar la naturaleza o algo parecido, me parece una justificación endeble dado que la naturaleza no sólo reside en los espacios donde predomina el color verde. Hablo de alejarnos, aunque sea por un minuto, de una realidad que poco a poco nos vuelve violentos, indiferentes, apáticos, y aislados a fin de cuentas…

Verdaderamente espero que en un futuro próximo no tengamos que subirnos a un camión ADO para dedicarle unos minutos de nuestro tiempo a nuestro subconsciente…

Próximos espacios de esparcimiento…¡Sobre ruedas! Espéralos!!

Premio Mayor

Últimamente, y realmente no sé por qué, me he amparado a los designios divinos de la Lotería Nacional. Usualmente no creo en la suerte, es decir creo que existe, pues algunos la tienen y otros, como yo, nunca han gozado de su beneplácito. Por lo tanto, no frecuento los casinos, los juegos de azar no me seducen en lo absoluto, me considero un hombre sin suerte; y, no obstante, aquí estoy, verificando si mi billete de lotería es el bueno

Para un hombre sin suerte, como yo, jugar a la Lotería es una batalla pérdida de antemano, pero siempre queda la cosquilla, el quizás, a lo mejor sí, y entonces vienen los deseos, las ambiciones, aquellas fútiles (esto nunca lo sabremos) elucubraciones de nosotros mismos que nos hacen levantarnos cada día. Ciertamente, mi meta en la vida no es tener un yate con preciosas y seductoras mujeres tomando el sol sobre él, pero no estaría de más; tampoco pretendo empaparme de sudor y adrenalina manejando a toda velocidad aquel lujoso carro deportivo, pero no estaría de más; esa casa en las lomas sería más un capricho que nada, no la necesito, vivo bien donde estoy, pero tampoco estaría de más….

Mi destino radical y abruptamente transformado, la línea no trazada, la incertidumbre del porvenir, ¡la erradicación del tedio y la monotonía! Poco a poco me he convertido en un adicto a aquella sensación, mientras miro a través de una horrenda claridad como mi vida toma un curso para el cual no me siento predestinado. Pero, ¿verdaderamente deseamos que nuestra vida tome un camino desconocido? ¿Realmente estamos preparados para ello? La suerte es como la naturaleza, no hay maldad ni bondad en ella, ambas tienen la capacidad divina de cambiar violentamente nuestros destinos only God knows where

El día de mañana podrían encarcelarnos por causa de una infinita serie de acontecimientos meramente casuales, o podríamos convertirnos en personajes famosos, cuyo criterio es tomado en cuenta para decisiones que involucran un conjunto irreconocible de personas que jamás conoceremos. Las cartas siempre están abiertas…pero nuestra mano la juega alguien o algo más, y ese alguien o algo desconoce las supuestas reglas del juego…peor aún, desconoce nuestra existencia…

El victimario

Hace años que he dejado de mirarlo todo, siento los ojos abiertos, pero estoy dormido. Mis pasos son desprevenidos, automáticos, apenas logró darme cuenta del movimiento de mis piernas, hace tiempo que me guían hacia un destino conocido…cinco metros bajo tierra.

Fue un domingo, mientras caminaba por la plancha del Zócalo, cuando caí en la cuenta de que mi vida se había desperdiciado gota a gota, había dejado que se malgastase lentamente en decisiones tomadas sin decisión alguna, mi voluntad parecía nunca haber intervenido en mi destino. Ahora, mientras escuchaba el quebrantar de mis pasos contra la inmensa plancha de concreto, me di cuenta que estaba a años luz de recuperar el sentido de lo que pensé sería mi vida. No obstante, me reconforta pensar que no es mi culpa en lo absoluto, todo lo que me ha pasado ha sido efectivamente así, «me ha pasado», yo no he hecho nada, soy sólo la víctima. Sin embargo, mi cerrazón no logra convencerme, quizás también soy el victimario… 

«El victimario»
Autor: Teban Terán
Ciudad de México, 2013

Pompeya vive a través de Pink Floyd

Levemente, el viento levanta con un suspiro el silencio de una ciudad enterrada por la fatalidad y el tiempo, un mito cuyo grito permaneció sepultado. Pompeya desapareció en dos días del espacio, mas no del tiempo, debido a las fatídicas expulsiones del Vesubio, cicatriz volcánica que nos recuerda que la Tierra tiene pulso, respira, y nosotros simplemente somos sus inquilinos, como ha habido otros tantos más de gran o menor tamaño.

Aunque Pompeya fue borrada de la faz de la Tierra por toneladas de ceniza volcánica, la ciudad permaneció viva en las leyendas antiguas, se convirtió en apenas un mito, un susurro cuyo eco logró atravesar temporalidades y épocas disímbolas…hasta que en 1971 el grupo británico Pink Floyd retomó el curso de aquel viento sibilante ofreciendo un concierto íntimo honrando aquel largo silencio…

Fuera de toda especie de fanatismo, Pink Floyd es un grupo formado por músicos talentosos que han revolucionado no solamente la escena de la música (el showbusiness), sino la forma de entenderla, escucharla, vivirla…es por eso que aqui les traigo una probadita de su talento y de aquella dulce y suave psicodelia que han logrado inyectar en el hipotálamo de gran parte del mundo…

Con ustedes…Pink Floyd, «Live at Pompeii»

Alcancía Guiness

Cuando era un adolescente enfurruñado con la vida (ahora sólo estoy un poco fastidiado) solía escuchar a mi abuelo quejarse sobre lo caro que estaba todo en aquellos días: «Antes todo era más barato»…En la escuela, mis compañeros comentaban que sus abuelos se quejaban exactamente de la misma manera, «cosas de viejos, así hablan ellos» solíamos decir.

El día de hoy mi abuelo se ha resignado, ya no se queja de lo encarecida que está la vida. Ahora somos nosotros los que hemos retomado aquella frase. Es cierto, antes todo estaba más barato, y quizás mis referentes son pobres y fatuos, pero

«Inyéctame tu veneno!»

no puedo dejar de pensar en que tengo razón: Simplemente, los gansitos (aquellos pastelitos de relleno cremosito, cubiertos de falso chocolate, elemento característico de la dieta del MéxicoGordito) costaban $1.50 pesosmexicanos, hoy su precio está por las nubes $5 o $6 pesos, depende de que tan manchado sea el dueño de la tiendita. En menos de 7 años su precio se infló casi cuatro veces.

Hace un par de meses, el Banco de México decidió hacer más pequeñas las monedas de 50 y, aún más pequeñas, las de 10 centavos…casi se necesita una lupa para determinar su valor. Es muy probable que este cambio esté justificado en los materiales y demás, pero para mí es otro indicativo de que el dinero vale cada vez menos, y para muestra otro indicativo «cotidiano»: Los chicles Bubaloo, chiclazos la neta! Te saben a mierda después de una hora y media de mastique GARANTIZADO. En fin, estos famosos chicles, que liberan un cósmico relleno de jalea, costaban cada uno 50 centavos, hoy cuestan 2 pesos, cada uno. Lo mismo que con los gansitos…

Después de darme cuenta de la atrocidad que les vengo relatando deje de usar estas monedas, ahora las colecciono. Nunca cuento con la otra moneda de 50 centavos que funcionándose con la que tengo formaría un peso, igual de inservible en estos días. Así que me he dado a la tarea de juntar, en una alcancía improvisada en un antiguo contenedor de cotonetes,

Pa esa rica comezón

todas las monedas de 50 centavos que voy recolectando a lo largo del día. Algún día, estoy seguro, me van a rescatar de un aprieto; por lo mientras de nada valen si tienes unas pocas. Considero que es momento confesar mi patético cometido, tengo la firme decisión de romper un RecordGuiness de la mayor recaudación de monedas de escaso y mediano valor que se haya visto en una cajita de cotonetes…

En fin, no se desanimen…las iglesias de los falsos profetas brasileños siempre prometen un mejor futuro….por una módica cantidad….